elena delgado. madrid

Memoria confundida


Demasiadas cosas se amontonan  en mi cabeza en estos momentos, sobre todo porque no soy capaz de imaginar como evitar el dolor y la impotencia que deben sentir las muy buena gente que conocí en Bamako, gentes que han peleado a diario por vivir con dignidad a pesar de las muy malas condiciones económicas a las que su país está condenado por su herencia colonial y la tutela  de organismos económicos internacionales.


Malí  ha sobrevivido gracias al esfuerzo cotidiano de sus ciudadanos que  se mueven en una tupida red de saberes, habilidades,  pequeño comercio, complicidades, solidaridad entre familias, vecinos, amigos, conocidos.


Un optimismo combativo, una vitalidad que inunda la ciudad con gentes que utilizan diversos medios de transporte,  y que al menos una vez al día coinciden en los embotellamientos de alguno de sus puentes sobre el Niger, que majestuoso ignora la bulliciosa dinámica  de la ciudad  y mantiene la calma con la que recorre el país de oeste a este. Las tranquilas aguas del río recuerdan o prometen un ritmo de  vida más humano, en contraste con el vértigo cosmopolita que Bamako comparte con cualquier ciudad del mundo.


Entre todas las muchas imágenes y vivencias compartidas en Bamako recuerdo el día que escuché por primera vez a Bassekou Kouyate, en un concierto maravilloso en el que con su ngoni creaba  un  ambiente sonoro que penetraba hasta el fondo del alma, a la vez que hacia vibrar todo el cuerpo. El concierto lo escuché desde una gran mesa redonda prevista para diez personas pero en la que solo estábamos sentado cinco. En el centro de la mesa había un letrero que indicaba que estaba reservada para la Embajada de España, pero esa mesa como otras reservadas para las representaciones diplomáticas europeas fueron ocupadas por amigos, que en  un última instancia fueron convocados para llenar el vacío previsible por la declinación a su invitación de las delegaciones europeas. El concierto formaba parte de la presentación de la nueva edición del Festival del Desierto a celebrar en Tombouctou.